Ojalá tu perro nunca resulte herido de gravedad, pero seguro que de vez en cuando se hace algún rasguño o una pequeña herida, por lo que resulta útil tener ciertos conocimientos de primeros auxilios.
Accidentes de tráfico.
Si tu perro se ve involucrado en un accidente de tráfico, debes llevarlo inmediatamente al veterinario. Por culpa del golpe podría encontrarse en estado de shock y reaccionar de forma impredecible, así que acércate a él despacio y con precaución. Si es posible colócale sobre una manta (o utiliza una alfombrilla del coche) y llévale al veterinario tan rápido como puedas. Si no puedes moverle, tendrás que pedir a tu veterinario que acuda directamente al lugar del accidente.
Huesos, palos y pelotas.
Ciertos objetos, como huesos, palos o pelotas pueden quedarse alojados o atravesados en la boca. Si esto sucede, puede que observes que intenta sacárselo restregándose la boca con la pata, o que tiene dificultades para cerrar la boca. Puedes intentar extraer el objeto con la mano o con unas pinzas pero, si no lo consigues, tendrás que acudir al veterinario para que lo haga bajo sedación. Como siempre es mejor prevenir que curar, nunca dejes que tu perro juegue con pelotas muy pequeñas y evita jugar con él a tirarle palos.
Quemaduras.
Si tu perro se quema con agua hirviendo, aceite, productos químicos o hielo, tendrá que recibir atención médica de forma inmediata. Las quemaduras leves pueden tratarse en casa, limpiando la zona afectada con un antiséptico suave y aplicando una crema o gel calmante, por ejemplo con aloe vera. Las quemaduras graves necesitan atención veterinaria y deberás llevar a tu perro al veterinario inmediatamente.
Botiquín de primeros auxilios.
Lo más recomendable es disponer siempre de algunos materiales básicos para emergencias como: vendas, algodón o gasas para limpiar heridas, un antiséptico suave y apto para perros para desinfectarlas y un par de pinzas para extraer espinas que se le puedan clavar u objetos de la boca.
Cortes y heridas.
Los perros pueden cortarse o hacerse heridas, especialmente en las patas, si caminan sobre una superficie cortante, por ejemplo con cristales rotos. Si tu perro se hace un corte, limpia el área afectada con un desinfectante diluído, como clorhexidina y, si es necesario, aplica después un véndaje. Consulta a tu veterinario si no eres capaz de parar la hemorragia o si la herida es grave.
Uñas rotas o arrancadas.
Las uñas rotas o arrancadas pueden ser muy dolorosas y tienden a infectarse rápidamente. Además suelen sangrar mucho. Si es posible, intenta vendarle la pata y después lleva a tu perro al veterinario. Es probable que le administre antibióticos para prevenir una infección, y puede que tenga que cortarle la uña afectada bajo sedación o anestesia.
Mordeduras de perro.
Si tu perro tiene la mala suerte de ser mordido por otro, siempre es aconsejable que el veterinario le revise la herida. Pide una cita rutinaria si la mordedura es leve, pero si es más grave deberías llevarle de forma urgente.
Picaduras de insectos.
Si a tu perro le ha picado un insecto y se le forma hinchazón alrededor de la boca, la nariz o la garganta, puede comenzar a tener dificultades para respirar, así que llévale inmediatamente al veterinario. Si la picadura no le está causando ningún problema serio, puedes aliviarle el malestar aplicando una compresa fría en la zona afectada.
Cojera.
Si tu perro muestra un dolor evidente y no puede apoyar peso sobre una de las patas, debes llevarle inmediatamente al veterinario, puesto que podría tratarse de una fractura. En casos menos graves, investiga si tiene alguna uña rota o algún corte, o una espina o arenilla clavada en las almohadillas.
Convulsiones.
Las convulsiones se caracterizan por ser movimientos espasmódicos, repetidos e incontrolados, a menudo acompañados de movimientos de masticación de la mandíbula y de salivación abundante. Cuando sufren convulsiones, los perros suelen caer al suelo de lado y permanecer inconscientes. Si tu perro sufre convulsiones, no intentes sujetarle. En lugar de eso, aleja de él cualquier mueble u objeto con el que pudiera hacerse daño mientras dura el ataque. Después, apaga cualquier aparato que pudiera producirle estímulos sensoriales, como las luces, la radio, la televisión o la lavadora, y oscurece la habitación para que pueda recuperarse con tranquilidad. Ten en cuanta que SIEMPRE debes consultar con el veterinario si tu perro sufre convulsiones.
Problemas en los oídos.
Las orejas de tu perro deberían tener la superficie interna de color rosa pálido y brillante, y no deberían supurar ni tener cera o secrecciones. Tampoco deberían oler de forma desagradable. Consulta con tu veterinario si sospechas que tu perro puede tener algún problema en los oídos.
Problemas en los ojos.
Si tu perro tiene cualquier problema en los ojos, como picor o conjuntivitis, deberías consultarlo con tu veterinario y, si puedes, evitar que se los restriegue con las patas.
Golpe de calor.
El mejor consejo que se puede dar con respecto a los golpes de calor es que prevenir es mejor que curar. Asegúrate de que tu perro no permanece al sol durante mucho tiempo en los días calurosos y, en verano, evita el calor del mediodía. Si, a pesar de todo, sufre un golpe de calor leve, refréscale lo mejor que puedas con toallas húmedas o con un ventilador, y asegúrate de que bebe agua fresca en abundancia y de que descansa . Los golpes de calor graves requieren atención veterinaria inmediata.
Envenenamiento.
Algunos perros son muy curiosos y siempre existe la posibilidad de que tu perro coma algo que no debe. Al igual que con los golpes de calor, más vale prevenir que curar, así que lo más recomendable sería que converirtieses tu casa y tu jardín en lugares “a prueba de perros”, asegurándote de que no puede acceder a ninguna sustancia que le pueda resultar dañina, como venenos, lejía o chocolate. Si sospechas que tu perro ha ingerido algo perjudicial, intenta acudir al veterinario con el envase de dicha sustancia, para que pueda identificarla rápidamente y, si existe, administrarle un antídoto. Si sucede lo peor acude urgentemente al veterinario.